Horacio Erik Avilés Martínez*
“No necesitamos más vacaciones, sino más vocación”
Eleanor Roosevelt
(1884-1962)
El sistema educativo de Michoacán enfrenta actualmente una coyuntura compleja caracterizada por desafíos estructurales y circunstanciales que impactan su funcionamiento y resultados, en pleno detrimento de la vivencia plena de los derechos educativos de las niñas, niños y jóvenes en la entidad federativa, particularmente a estar, aprender y participar en las escuelas públicas de la entidad.
Arrancando vacaciones de Semana Santa, el panorama educativo estatal presenta características retadoras, como los indicadores educativos, que muestran un rezago significativo en comparación con la media nacional. La tasa de abandono escolar no puede tener a nadie satisfecho; mucho menos que en regiones rurales e indígenas esta cifra se incrementa considerablemente. El abandono escolar se agudizó tras la pandemia, dejando secuelas que aún no se han logrado revertir completamente.
La infraestructura escolar presenta deterioro considerable en múltiples regiones. Por lo menos, un cuarenta por ciento de los planteles requieren intervenciones urgentes, particularmente en comunidades de la Meseta Purépecha, la Tierra Caliente y la Sierra- Costa michoacana, así como en los cinturones periféricos de las ciudades de la entidad federativa. Las carencias en conectividad digital siguen siendo un obstáculo para la implementación efectiva de modelos híbridos de educación.
El magisterio michoacano muestra señales de desgaste profesional tras varios ciclos escolares de adaptaciones continuas. La necesidad de nivelar aprendizajes rezagados mientras se avanza con nuevos contenidos curriculares ha generado sobrecarga laboral. Adicionalmente, los procesos de formación continua y actualización docentes para la aplicación y apropiación -es decir, implementación- del nuevo modelo educativo han sido insuficientes y dispersos.
La brecha de aprendizajes entre zonas urbanas y rurales están claramente presentes, sin que hayan sido debidamente mensuradas por carecerse de cultura de la evaluación en la entidad y por no estar en las más altas prioridades de la actual administración educativa estatal, por lo cual desconocemos el estado verdadero que guardan los aprendizajes en nuestra entidad federativa.
Los recursos presupuestales asignados a educación, aunque incrementados nominalmente, resultan insuficientes ante la magnitud de los retos. Los programas compensatorios no han logrado llegar a todas las zonas prioritarias, dejando segmentos vulnerables sin atención focalizada.
Positivamente, han surgido iniciativas comunitarias valiosas donde docentes, familias y autoridades locales colaboran para mejorar condiciones educativas. Estos esfuerzos, aunque dispersos, demuestran el potencial de la organización social para enfrentar adversidades.
La articulación interinstitucional entre dependencias estatales relacionadas con desarrollo social, salud y educación sigue siendo débil, limitando la efectividad de intervenciones que requieren abordajes multisectoriales.
El periodo previo a vacaciones se caracteriza por presión administrativa para cumplir con evaluaciones, cierre de proyectos y documentación burocrática, reduciendo el tiempo efectivo dedicado a procesos de aprendizaje significativo.
Este contexto exige que las próximas vacaciones sean vistas no solo como un descanso necesario, sino como una oportunidad estratégica para repensar prácticas, fortalecer capacidades y diseñar intervenciones que permitan abordar los desafíos más apremiantes al regreso a clases, contemplando las particularidades regionales y la diversidad cultural que caracterizan al estado.
Tomando en cuenta las raíces profundas del sistema educativo michoacano, es importante transformar nuestros periodos vacacionales en oportunidades de crecimiento colectivo. La realidad que enfrentamos no es sencilla: nuestras escuelas lidian con indicadores de abandono escolar que supera la media nacional, infraestructura deteriorada en comunidades rurales e indígenas y brechas de aprendizaje que se ensanchan entre regiones del estado.
Por ejemplo, las familias michoacanas pueden enriquecer su experiencia educativa explorando los circuitos culturales locales, visitando sitios históricos y culturales de su municipio mientras crean diarios de observación que les permitan reflexionar sobre la identidad regional. Esta práctica fortalece el sentido de pertenencia y valoración del patrimonio cultural.
El establecimiento de clubes familiares de lectura representa otra valiosa oportunidad. Seleccionar obras de autores michoacanos como María Luisa Puga o Eduardo Ruiz para leer colectivamente no solo fortalece habilidades lingüísticas, sino que conecta a las nuevas generaciones con su herencia literaria y cultural.
Los padres de familia pueden pensar en la posible participación en talleres artesanales tradicionales, lo cual transforma el tiempo libre en aprendizaje significativo. Aprender técnicas como la alfarería en Capula, el trabajo de cobre martillado en Santa Clara o la construcción de guitarras en Paracho permite entender procesos productivos mientras se valora el patrimonio vivo del estado. Así también, la creación de huertos familiares educativos constituye un laboratorio natural donde niños, jóvenes y adultos pueden experimentar con el cultivo de plantas nativas, comprendiendo ciclos naturales y principios de sustentabilidad mientras fortalecen la seguridad alimentaria familiar.
Así también, desde el hogar o desde una cocina tradicional, el patrimonio gastronómico michoacano ofrece lecciones multidisciplinarias. Documentar recetas tradicionales, investigar ingredientes locales y comprender sus técnicas de preparación integra conocimientos históricos, químicos y culturales en experiencias cotidianas y significativas. Paralelamente, las familias pueden organizar intercambios lingüísticos, especialmente valiosos en un estado multicultural como el nuestro. Reunir familias hablantes de purépecha, mazahua y español para compartir vocabulario y expresiones promueve la preservación cultural y fomenta el respeto por la diversidad lingüística.
En materia turística, hay posibilidades como la exploración natural de áreas protegidas como la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca o el Lago de Pátzcuaro permite desarrollar conciencia ambiental mientras se documenta flora y fauna con fotografías y notas, ejercitando habilidades de observación e investigación. Así también, la recuperación de historias comunitarias a través de entrevistas a adultos mayores sobre tradiciones, acontecimientos históricos y experiencias de vida constituye un ejercicio de investigación social que fortalece lazos intergeneracionales mientras preserva la memoria colectiva.
El desarrollo de habilidades matemáticas cotidianas permite involucrar a los hijos en actividades prácticas como elaboración de presupuestos familiares, mediciones en cocina o pequeños proyectos de construcción, demostrando la aplicabilidad de conceptos abstractos en contextos reales y significativos. Mientras que, la organización de rutas del agua para explorar ríos, lagos y sistemas acuíferos cercanos permite reflexionar sobre su importancia ecológica, cultural y económica, desarrollando conciencia sobre la gestión responsable de recursos naturales fundamentales para la región.
El turismo educativo interregional promueve la comprensión de la diversidad michoacana. Visitar diferentes zonas del estado permite apreciar contrastes geográficos, culturales y económicos, ampliando la perspectiva sobre la complejidad y riqueza estatal. También, realizar los intercambios de saberes digitales crean espacios donde jóvenes enseñan tecnología a adultos mientras estos comparten conocimientos tradicionales, generando diálogos intergeneracionales que valoran distintas formas de conocimiento.
En cuanto para los funcionarios educativos de Michoacán, partiendo del hecho de que ellos deben de descansar solamente los días obligados por la ley, realizar diagnósticos participativos representan una oportunidad invaluable durante periodos vacacionales. Organizar encuentros comunitarios para identificar necesidades educativas específicas por región permite diseñar políticas más pertinentes y efectivas, arraigadas en realidades locales, toda vez que se ha hecho muy poca consulta durante el actual sexenio, como lo evidencia la conformación del Programa Sectorial de Educación, que no fue soportado en foros ni medios consultivos, sino en trabajo de escritorio.
También podría desde ahora en estas vacaciones trabajarse para diseñar e implementar laboratorios de innovación educativa, los cuales permiten diseñar programas piloto que posteriormente puedan escalarse durante el ciclo escolar regular, experimentando con metodologías adaptadas a contextos rurales, urbanos e indígenas. Trabajar la formación continua avanzada para directivos y supervisores en metodologías pedagógicas contemporáneas con enfoque en contextos vulnerables fortalece capacidades de liderazgo educativo, especialmente necesarias en regiones como la Tierra Caliente o la Meseta Purépecha.
También es tiempo para realizar actividades para asegurar exista una evaluación integral del ciclo escolar, lo que permite analizar resultados educativos para identificar fortalezas y áreas de oportunidad por zona escolar, generando información valiosa para la planeación estratégica del próximo periodo. Es también momento para trabajar en un programa efectivo de vinculación intersectorial con instituciones culturales, empresas locales y universidades, lo cual enriquecería la oferta educativa disponible, creando ecosistemas de aprendizaje que trascienden las limitaciones presupuestales del sistema formal. Es buen tiempo para realizar planeación estratégica contextualizada, lo cual permite diseñar proyectos educativos adaptados a cada microrregión, considerando sus particularidades geográficas, económicas y culturales para maximizar su pertinencia e impacto.
Es también un gran momento para conformar consejos y observatorios educativos itinerantes, que permitan a funcionarios recorrer comunidades para comprender realidades educativas distintas, generando políticas nacidas del contacto directo con las necesidades y fortalezas de cada región. Los diplomados intensivos en análisis de datos educativos mejorarían la capacidad de toma de decisiones basada en evidencia, superando prácticas intuitivas o meramente políticas en la gestión del sistema.
Y, ni qué decir de reorganizar el sistema educativo para recuperar a plenitud la rectoría de la educación, el cumplimiento pleno de la normatividad aplicable en la materia, así como poder superar la politización excesiva que se vive al interior de las escuelas, por las situaciones de rezago e injusticia laboral.
En suma, estas propuestas, implementadas de manera sistemática y adaptada a las particularidades de cada región, pueden transformar el tiempo vacacional en una oportunidad invaluable para fortalecer el tejido educativo michoacano, construyendo puentes entre la educación formal e informal, entre saberes académicos y comunitarios, entre pasado y futuro de nuestro estado.
Sin duda, hoy nos encontramos en una encrucijada histórica. Nuestro estado, cuna de grandes movimientos educativos y sociales, enfrenta desafíos que requieren soluciones integrales, humanas y colectivas; concitadas por las autoridades educativas. Las brechas educativas entre regiones, los altos índices de abandono escolar, rezago educativo y analfabetismo, así como el limitado acceso a oportunidades verdaderas de movilidad social a través de la educación para nuestros niños y jóvenes nos exigen actuar con urgencia.
El tiempo apremia. Mientras debatimos, miles de niños y jóvenes pierden oportunidades irrecuperables. Convirtamos estas próximas vacaciones en un laboratorio vivo donde experimentemos nuevas formas de educación comunitaria, pertinente y transformadora.
Michoacán tiene todo para ser referente nacional en innovación educativa arraigada en la identidad cultural. Solo necesitamos actuar con la misma pasión y compromiso que caracterizó a los grandes educadores de nuestra historia.
Aprovechemos el tiempo. Generemos las condiciones propicias para el aprendizaje en vacaciones en nuestros hogares: estar y convivir positivamente, participar y comunicarse efectivamente son condiciones clave para lograrlo. Merecemos ser un estado educador.
Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles
*Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C
Visita nuestro portal electrónico oficial: www.mexicanosprimeromichoacan.org
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